Quedan menos de tres semanas para el inicio de la 94 edición del Tour de Francia y el abulense Carlos Sastre afina la preparación para su gran cita del año a través de la Vuelta a Suiza en la que participa en estos días. Su equipo, el CSC, le ha otorgado los galones después de la marcha forzada de Ivan Basso. La promesa más fulgurante de la escuadra danesa, Frank Schleck, es demasiado joven para aspirar al triunfo en la clasificación general de la ronda francesa.

De todos los ciclistas españoles, la baza más segura es Carlos Sastre, dado que Alejandro Valverde aún tiene que demostrar que es un hombre Tour. Sin embargo, a Sastre no le gusta demasiado el papel de protagonista. “Saldré a darlo todo, como siempre, pero luego es la carretera, la tremenda dureza del recorrido, la que pone a cada uno en su sitio”, dice el abulense.

Sastre demostró el pasado año al terminar cuarto en el Tour, cuarto en la Vuelta y con el Giro también acabado, que puede jugar a caballo ganador de la ronda francesa. Ha tenido una temporada 2007 relativamente tranquila, salvo el incidente que sufrió en marzo en la Vuelta a Murcia. Finalizó vigésimo quinto en el Tour de Romandía y ahora manifiesta que “estoy bien”. “He realizado buenos entrenamientos  y todo va perfectamente para el Tour. Este año hago un calendario diferente, pretendo llegar a Francia en la mejor condición”, declara el corredor de El Barraco. “Tenemos un equipo muy fuerte y hay que comenzar la progresión”, apostilla.

Sobre las etapas de alta montaña, en Pirineos o Alpes, Carlos Sastre dice que “es conmovedor ver a tanta gente animando. La mayoría lleva muchas horas allí esperando por vernos pasar unos segundos. Entonces piensas que todo el sacrificio y la durísima vida de entrenamientos de un ciclista merecen la pena. Yo guardo bonitos recuerdos de los Tour, pero hay sobre todo uno que es inolvidable: el día que gané en Ax-les-Thermes y pude dedicarle el triunfo a mi hija Claudia, que hoy tiene cinco años”.